La frase del dia

01 octubre 2008

La carta imposible

Aquí, desde este lugar en el reino de la calma cuando se acerca el verano, os envío esta misiva para recordar aventuras de mutua adolescencia. Porque, aunque penséis lo contrario, yo era más joven que alguno de vosotros; si aún os quedan dudas, preguntad a mi dueño Manolo. Me gustaría hacer hincapié en unas cuantas cosas que condicionaron mi existencia en el pueblo.
En primer lugar, nunca entendí porque Dios me hizo de aquella manera. Me dio vida en un animal, y no lo eligió al azar o al buen tún –tún, como diría Manuela. Quiso que fuese un híbrido, una bestia de carga, cuyo sino fue aguantar los palos de un amo no siempre acertado. Y me pregunto, ¿por qué no pude ser un pájaro y tener mi nido en el paraje más bello, pudiendo comer un día aquí y otro allá, sin tener que esperar la mano compasiva del amo a la hora del pienso?

Cuando llegué a vuestra casa, desconocía lo que me esperaba, y mira por dónde resultó ser una grata sorpresa. Mi casa estaba a dos pasos del abrevadero. Desde el cuarterón pude ver asombrado la comitiva de hermanos que cada mañana me saludaban después de beber el primer agua de una dura jornada, que les dejaba lastrados de tanto tirar del arado mientras roturaban nuevas quebradas. Al principio Manolo, mi amo, trabajaba en el pantano y yo descansaba. Por eso de vez en cuando como el adolescente que era, mis hábiles labios descolgaban los cerrojos de la libertad. Y mi cuerpo vigoroso y juvenil, cubierto con pelo negro caoba, corría desnudo al "cuatropiés" por los caminos, atravesando prados y cercados sin encontrar barreras en mi carrera, mientras vosotros decíais a los vecinos:¡Sascapau! ¡Lacémila sascapau!.
Con el paso del tiempo esta conducta de rebeldía terminó por marcar para siempre mi vida. Después de la excursión, depende de quien me pillara, quedaban sobre mis nalgas las marcas de la vara. Pero era un dolor pasajero, el tributo a pagar por robar la libertad, y se podía soportar si antes me había puesto el mundo por montera con mi tran-tran curioso por caminos y senderos nuevos. Recuerdo también que, cuando apenas caminabais os escarnachaban encima de la albarda para acercarnos hasta el caño de la plaza, donde el agua me tornaba la imagen distorsionada de un niño asustado que me acariciaba. Un domingo por la tarde al retirarme a mis aposentos, una certera pedrada cercenó de cuajo mi ojo izquierdo. Ahora, cuando ha pasado tanto tiempo, sé que aquel pobre hombre cegado de ira no pretendía en modo alguno hacerme tanto daño. Como consecuencia, tuve que aprender a ver el mundo a medias y eso causaba miedo y recelo en mi entorno. Pero ahí estaba Chicato (un mulo rubio, maduro y alto, con un caminar sin igual, abriendo las manos con armonioso bamboleo entre el trote y el paso ligero) como el hermano inesperado que jamás pone reparos a la hora de tenderte la mano. Siempre metido en varas para tirar del carro, y nunca mejor dicho. Juntos pasábamos las noches de verano, a mí me asustaba el croar de las ranas, pero Chicato cantaba y entonces las ranas callaban y escuchaban.
Los años fueron pasando, vosotros fuisteis marchando y yo me fui haciendo viejo. Supe después que en vuestras cartas me teníais presente y preguntábais por mí. Qué alegría me producía recibir vuestras visitas en la vuelta a casa. Porque aunque yo callaba, sabía perfectamente de quien era la mano amiga que fruncía mi pecho. Después me vendieron cuando vosotros ya no estábais, y nos fuimos distanciando, aunque yo sabía que ya me rondaba el final. Taparon mis ojos, el tuerto y lo que quedaba del bueno, y atado a una noria pasaba los días girando sobre el brocal en el paseo de nunca llegar. Un día me abandonaron las fuerzas y ya no pude caminar más. Después sólo recuerdo el ruido del camión con rumbo al matadero, donde una fulminante descarga me trasportó a una pradera inmensa, rodeada de lagos y montañas nevadas. Allí me esperaba Chicato, la cabra Española y una perrita de nombre Fabiola. Ahora soy feliz aquí arriba y puedo navegar entre recuerdos de un tiempo lejano donde me sentí como un hermano en el seno de aquella humilde familia que vivió en Riocorpo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito!! Que alguien se acuerde de este noble animal. Yo he tenido la suerte de conducir y montar un burro que se llamaba Marquitos; no te fallaba nunca, ni te dejaba tirado en la carretera, no contaminaba ni te ponían multa por exceso de velocidad. Este excelente animal forma parte de mi historia.

Muy logrado Salva.

Anónimo dijo...

Bonita historia la que narras,enternecedora la vida de este animal tan sufrido que ni siquiera se vengaba del mal trato porque le dolia soltar una coz.Las pasaron de todos los colores. Mi abuelo Angel((panadero)nos dejó,a mi primo Angel y a mi,al cargo del burro durante una semana.Como eramos unos chavales solo pensabamos en jugar.A los cinco dias entramos por azar en la cuadra y vimos al burro tumbado en un rincon,quizás buscando el fresco porque era verano.Lo habiamos olvidado.En su lucha por sobrevivir habia roido las tablas de pino de un gran cajón de madera y habia desollado su propia albarda para comer la paja que le sirve de mullido.Aguantó cinco dias sin beber y se slvó.Nos perdonó por tanto descuido y seguimos siendo amigos,aunque cuando se vió fuera de la cuadra nunca quiso volver a entrar,llegaba hasta la puerta y así lo matáramos no daba un paso más al frente.¡qué burro más listo!

Manuel dijo...

Sí, qué bonito que alguien se acuerde de esos animales que tanto tuvieron que ver y a los que tanto se les debe. Todos los recordamos, pero es Salva quien lo hace de manera magistral.
Muy curioso el relato que comenta Félix.
Qué experiencias aquellas de ir a lomos de un burro, caballo, mulo,a velocidad humana, contemplando el paisaje, sintiendo la brisa.. No como ahora que metidos en cajas rodantes y a toda velocidad apenas si podemos contemplar el paisaje que va pasando a toda leche por la ventanilla.
Un recuerdo para aquellas tardes que con mi vecino y amigo Luis (bar Ludivina) ibamos a Aldeadávila subidos en su burra a buscar los pellejos de vino para el bar. Aquella burra tenía un paso mantenido e impresionante; siempre tardaba una hora en la ida y lo mismo en la vuelta: tiqui, tiqui, tiqui.... Recordar también, que en más de una ocasión sufrió un tropiezo, quizás provocado por la excesiva carga (dos pellejos y los dos muchachos arriba) caímos derribados por encima de sus orejas.
Bienvenido, Nico, a nuestra página, a nuestro ambiente.
Saludos. -Manolo

Salva dijo...

Pobre animal, el burro que cuidaban Félix y su primo. Se había roído la albarda en su afán de supervivencia.
No me gusta tener animales porque luego les cojo cariño, pero es evidente que son muy agradecidos y fieles cuando se les da cariño.
Yo a nuestro gato Zizou nunca le he cogido en brazos, sin embargo él sabe que soy quien se levanta primero y antes de que suene el despertador ya me está esperando en la puerta del dormitorio para que le de su comida. Voy medio dormido y se me va cruzando delante hasta que algún día lo pise. Cuando llega a la cocina se acuesta en el suelo y comienza a voltear, igual que hacían los mulos y burros después de beber agua en el caño de mi pueblo.
Creo que, como cuenta Manolo, todos hemos sido derribados alguna vez, pero formaba parte de las posibilidades, aunque si la caida era de un mulo y en plena carrera, el tortazo era impresionante. A mi siempre me sorprendió la tozudez de los burros sobre todo cuando veían alguna burra(o burro). entonces no había quien pudiera con ellos. Seguro que la gente del pueblo nos podría contar cantidad de historias curiosas sobre estos animales de labor. Salva

Anónimo dijo...

Gracias Manolo por esa bienvenida.

Es la primera vez que participo en un blog y no sabía que tenía tanto campo para hacer un comentario. A cuenta de lo que comenta Salva, de mil y una historias de estos animales, yo, os boy a contar una historia verídica que mi madre, que gracias a Dios aún vive, me contó: Allá por el año 60 ± -yo tenía 8 años y algo recuerdo- , vivíamos en Cabezón de Pisuerga (Valladolid). Mi tía Efigenia,su hermana, que también residía en el mismo pueblo, cayó enferma y tenía mucha fiebre, tenía un pequeño negocio de fruta y verduras. Su proveedor era el mercado central de Valladolid que se encuentra a 9 kilómetros. De proveerse de ese cargamento dependía el sostenimiento no solamente de una familia, sino el futuro del negocio. “Qué os boy yo a contar a los de aquella generación” Así que mi tía le dijo a mi madre que tenía que ser ella la que fuera a hacer la compra a Valladolid. Mi madre acojoná porque no conocía la capital.
Mi tía le quitó hierro al asunto y, le dijo a mi madre: tú, sólo tienes que montarte en el carro y decir: Arre, el burro te lleva y te trae. –Que jodio el Marquitos aquel- el animal se recorrió unos 22 Km. Incluso por dentro de la ciudad, y regresó cabal y fiel, no como un burro sino como un clarividente.
Así que no me vengan con milongas que el G.P.S lo inventaron los japoneses, que aquí en España, ya existía el Burro y el Mulo.

Saludos.

Salva dijo...

Nico, muy agudo lo de GPS. Tienes razón, y no tenía carnet , ni entendía de direcciones prohibidas, ni de radares.
Por cierto, cómo se están pasando los de tráfico. Ya llevo cuatro multas y aunque no lo parezca, procuro no correr.
Es un contrasentido, nos venden "la burra" de la siniestralidad donde se esconde un impuesto recaudatorio, ni más ni menos. Si fabricasen vehiculos que no rebasasen los limites de velocidad se terminaría el problema. En cambio, salen en televisión campañas de coches que alcanzan no se cuánto en tantos segundos. Es fácil caer en la trampa con estas carreteras y controles de cacería.

Manuel dijo...

Así se explica, Nico, que cada vez haya menos burros.
Nos los llevan para sacerles el GPS que llevan dentro.

Tienes razón, Salva, en que no debieran fabricar coches tan veloces. Que en lugar de tener 150 caballos, por ejemplo, que fueran burros.

Saludos guasones.- Manolo

Anónimo dijo...

Me encantan este tipo de historias.Leyendo revivo esta magnífica estampa de nuestra tierra,de nuestro pasado,la que con tanta maestia narras.Ánimo y suerte en tu faceta literaria.Félix

Manuel dijo...

Parece que fue ayer de esta entrada y han pasado cerca de cinco años. Esta página y su entorno tiene historia e historiadores.

-Manolo-