Estimado lector, es posible que el título de cabecera te haga
pensar que esta entrada en el blog sea el preludio de un cuento fantástico. No
va por ahí lo que intento porque la magia que desprende la fantasía es muy
volátil y yo aún no estoy capacitado para emprender aventuras de semejante
calibre sin caer en el ridículo más estrepitoso.
Comenzamos pues con los pies en la tierra y vayamos a la
tarea abusando de tu paciencia para dar continuidad a un relato que publiqué en
mayo del 18 en este Rincón literario: Sasa,
la mascota de Sara.
Mi familia dispone
de una parcela en una urbanización rodeada por un bosque extenso, tupido y con un enorme barranco impenetrable. Por allí
doy largos paseos con Sasa, siempre con ojo avizor ante la presencia de
jabalíes.
Al llegar la libero de la correa y se lanza a tumba abierta por los senderos y caminos que se internan entre la vegetación. Podemos
cruzarnos con algún senderista, o corredor, o ciclista. Cuando era pequeña se
abalanzaba sobre ellos y aprendí que si alzaba la cabeza y olisqueaba el viento
era porque alguien se aproximaba, entonces la ataba por el collar y esperaba
hasta encontrar al anónimo visitante. Es un animal muy bueno y cariñoso,
demasiado, y eso, en ocasiones asusta a quién no la conoce.
Normalmente no suele
haber nadie por el bosque en días laborables y disfrutamos de libertad total
para que explore a ras del suelo. Esas carreras han hecho de ella un animal ágil
y fuerte.
Víctor, pareja de mi
hija Sara, es un deportista nato y sale a correr por el campo con Sasa. “Creo
que podemos ganar alguna carrera de canicros” me dijo un día. Y empezamos con las participaciones en las
canicros. La primera fue por san Sadurni de Noia en la que participaron un
centenar de corredores, llegaron en décima posición. Pudo quedar mejor, pero se
detuvo a beber agua en un riachuelo y otros corredores los adelantaron. La
segunda participación fue en una carrera en Montblanc, allí casi toca podio,
quedó en cuarta posición. Este fin de semana participó en el Memorial Alba
Chacón en Reus. Un homenaje a una corredora que venía de entrenar por el monte y murió en un
accidente junto con los dos perros que la acompañaban en las competiciones.
Esta vez, Victor y Sasa, quedaron campeones entre un total de cuarenta
corredores de peso similar a Sasa.
Como premio, a
Victor le dieron un trofeo y a Sasa le colgaron del cuello una galleta medalla
que allí mismo se la comió y un saco de pienso suficiente para alimentarla durante mes y medio.
Y de este modo va
pasando el tiempo con la imperiosa necesidad de vernos cada día. Porque jamás llegue a imaginar que se le pudiera coger tanto cariño a un animal como el que yo siento por Sasa.
Este gato se llama Sony y vive en nuestra parcela, también viene de paseo con nosotros
Elegancia canina. |
Por tierras de Asturias. |
Salida en Momblanc |
Victor y Sasa después de ganar |
Los organizadores le ponen envases con agua al final de la carrera
Cruzando la meta en el memorial Alba Chacón
1 comentario:
Enhorabuena a Víctor y especialmente a SASA, a quien conocemos de otros simpáticos vídeos.
Publicar un comentario