Este fin de año surgió la posibilidad de despedir el 2017 en Capadocia (Turquía). El hecho de de no tener que volver a incorporarme al trabajo hizo que la ilusión por disfrutar de este viaje fuese más relajada. Días antes intenté buscar aparcamiento cerca del aeropuerto del Prat y todo estaba ocupado. No quedó otra opción que desplazarnos en autobús que, bien pensado, es la mejor manera si los horarios lo permiten . Pocos kilómetros antes de llegar al aeropuerto nos alegramos de la decisión puesto que había una retención como consecuencia de un exhaustivo control de los Mossos de Escuadra.
Una vez localizado en el interior del aeropuerto nuestro vuelo, recuperamos fuerzas en la cafetería más cercana a nuestra puerta de embarque. Mientras esperábamos sentados, hasta que llegara la hora concertada con la agencia de viajes para acudir al punto de encuentro, vimos cómo se desplomaba un hombre que estaba acodado en un extremo de la barra y rondaría los setenta años, todos miraban pero nadie hacía nada hasta que se acercó un tipo y lo levantó abrazándolo por detrás.
Para engañar el tiempo llevé mi libreta de acopio de ideas y una novela, Patria, que había dejado de leer porque las primeras páginas no me sedujeron.
Cuando el avión llevaba media hora de vuelo se adentró en un espacio de turbulencias que hicieron zozobrar la nave y la pericia del piloto nos llevó a la calma. Aterrizamos en Estambul cuatro horas más tarde y desde allí otro avión nos llevó a Antalya en poco más de una hora.
Años atrás habíamos disfrutado de otro final de año en Estambul con una estancia de una semana y, aunque no es mucho tiempo, pude hacerme una vaga idea de aquel país de mayoría musulmana. Conviene resaltar que su horario lleva un adelanto de dos horas.
La región de Capadocia es digna de un viaje. Está al sur de Turquía. Desde Antalya viajamos en autobús para cumplir con el programa diseñado por la agencia. En la ciudad de Konya visitamos la mezquita y el museo de Mevlana donde residen los monjes derviches giratorios. No vimos ninguno porque no se muestran al público. Dentro se exponen las sepulturas de algunos monjes celebres y escenas estatuarias de la vida de aquellos monjes que dan vueltas, sobre si mismo, durante cuarenta minutos y de este modo alcanzan un estado de comunicación con Dios.
Al día siguiente el autobús nos llevó hasta el Valle de las Palomas de Avcilar y el Valle Rojo. Nos detuvimos en el museo al aire libre de Goreme (Sus fotografías son el reclamo publicitario para visitar Capadocia) Impresionante el espectáculo que logra crear la naturaleza en ese lugar gracias a la geología de la época glacial y la erosión del viento. Las rocas están perforadas por cuevas donde habitaron tribus para protegerse de las invasiones guerreras. Pudimos entrar en aquellas viviendas e iglesias (no más de treinta metros cuadrados).
Continuamos ruta hacia en Valle de Pasabag donde son famosas las rocas con forma de cucurucho invertido que se conocen como Chimeneas de la Hadas (La parte dura del cucurucho asemeja un tupe encima de la roca arenosa).
Regresamos al hotel para celebrar la cena de fin de año en un restaurante no muy alejado del hotel. Allí nos juntamos con otro grupo de españoles y los nativos turcos que cenaban en el restaurante. Previamente, nuestro guía, Bayron, ( se definía a si mismo, en un castellano atropellado: chico moreno, ojos negros, hombros anchos y un metro setenta), nos sugirió que el bufet del hotel estaría abierto par quién quisiera merendar. Y ya sabéis el dicho aquel de más vale pájaro en mano...Aparte en el bufet la oferta era amplia y sabrosa, una tentación para el paladar.
La cena fue amenizada por un cuarteto, bajo, teclado, sitar y cantante. Todas las canciones parecían iguales. Turcos y turcas alzaban los brazos y movían las caderas en un contoneo cual serpientes difícil de imitar. Personalmente me gustó más el espectáculo de las mil y una noches que nos ofrecieron la noche siguiente en una cueva muy grande excavada en las rocas. Fue una exhibición de bailes regionales y dentro del show hacían partícipe a los espectadores. Allí una chica colombiana, compañera de viaje y guapa a rabiar, me hizo participar compitiendo con uno de los bailarines y los de Corporario somos competitivos. No pongo el vídeo porque se agotó el cupo de la risa en la cueva.
Nos acostamos tarde y a la mañana siguiente visitamos una industria de joyería con grades exposiciones. También otra fábrica de alfombras artesanales y otra de cerámica. Todas estas visitas se alternaban con tiempo libre para comprar o nos cogían en el trayecto a algunos de los valles. Sin embargo no puedo precisar cuando porque no puse especial interés en memorizarlo. Una vez de vuelta a Antalya nos detuvimos en las cataratas de Lara.
En fin, siento que esta vez se quedan muchas cosas por narrar, sin embargo, las fotografías ayudan a reflejar lo que he sido incapaz de plasmar. Hasta otra.
Qué ricas estaban las castañas asadas.
Aprovechan las placas solares para calentar el agua.
Puerta por la que pasó el emperador Romano Adriano y cuenta la leyenda que también la cruzó la reina de Saba de camino a visitar al rey Salomón.
Está bien por nuestra seguridad.
El Valle de las palomas
En la ladera de la montaña se aprecian las entrada a la ciudad subterránea de Derinkuyu
Los gatos son animales protegidos y campan a sus anchas con absoluta libertad
El autobús cruzó entre montañas nevadas y nosotros disfrutábamos del paisaje en franca camaradería con buen humor y canciones.
Lo dicho: intocables.
Caía una lluvia rala y el guía me bautizó con el nombre de un volcán de nombre Melendy
Goreme
Goreme
Iglesia de Goreme
Antalya
Estatua de entrada museo de monjes Darviches
Mezquita de Meliana en Konya
Taller de cerámica
Túnel de la ciudad subterránea de Deinkuyu
Aquí viven los gatos a cuerpo de rey, en el paseo principal de Antalya
Entrada a la ciudad subterránea
Lo llaman la roca del Lagarto. La fotografía la hice desde lejos y no tiene mucha calidad
En una grieta entre las rocas del valle de las hadas. La pendiente imponía respeto.
Planicie en el Valle de las chimeneas de las Hadas
Cueva donde se celebró el espectáculo de las mil y una noches
Igual que cuando pasas por las llanuras castellanas con la única diferencia del símbolo religioso. Aquí un minarete en lugar del campanario católico.
Antalya
Que quede claro que por aquí pasó uno de Corporario
En tus crónicas viajeras, Salva, nos sacas de nuestra Zarza y cómodamente, en este caso a bordo de una alfombra voladora, nos llevas y enseñas lejanos mundos; además de tu crónica, con las imágenes y videos haces que nos sintamos allí mismo, junto a vosotros; hasta sintiendo la angustia en ese pasadizo angosto, por ejemplo, que luego, la bailarina hace olvidar con sus contoneos. Curioso y variado país este de Turquía y esa parte de Anatolia, que es la Capadocia. Gracias por compartir vuestros viajes y experiencias con La Zarza virtual, ese “punto de encuentro” que ya es un “puntazo” de casi 18 años. Gracias a todos vosotros y vuestras colaboraciones la página ha llegado hasta aquí. Por cierto, sienmpre tú has tenido simpatía por los gatos, de ahí que ese se te acerque y se deje acariciar y no recuerdo bien ahora por qué aparece arriba en este tu blog : GATUSA, ¿era una gatita que presentaba un reloj o calendario, no? Me imagino la sorpresa que se llevará algún turista salmantino, que vea la inscripción de uno de Corporario, o Lagarto de la Peña Zarza. Y si es de Corporario o La Zarza no veas.... -Manolo-
1 comentario:
En tus crónicas viajeras, Salva, nos sacas de nuestra Zarza y cómodamente, en este caso a bordo de una alfombra voladora, nos llevas y enseñas lejanos mundos; además de tu crónica, con las imágenes y videos haces que nos sintamos allí mismo, junto a vosotros; hasta sintiendo la angustia en ese pasadizo angosto, por ejemplo, que luego, la bailarina hace olvidar con sus contoneos. Curioso y variado país este de Turquía y esa parte de Anatolia, que es la Capadocia.
Gracias por compartir vuestros viajes y experiencias con La Zarza virtual, ese “punto de encuentro” que ya es un “puntazo” de casi 18 años. Gracias a todos vosotros y vuestras colaboraciones la página ha llegado hasta aquí.
Por cierto, sienmpre tú has tenido simpatía por los gatos, de ahí que ese se te acerque y se deje acariciar y no recuerdo bien ahora por qué aparece arriba en este tu blog : GATUSA, ¿era una gatita que presentaba un reloj o calendario, no?
Me imagino la sorpresa que se llevará algún turista salmantino, que vea la inscripción de uno de Corporario, o Lagarto de la Peña Zarza. Y si es de Corporario o La Zarza no veas....
-Manolo-
Publicar un comentario