La frase del dia

13 septiembre 2009

la hija del acordeonista


La mañana había sido frenética en la actividad deportiva. Me vino muy bien la reparadora siesta posterior; de las buenas del verano; de esas en las que al despertar la luz te confunde y no sabes si amanece o ya declina la tarde.
Habíamos quedado con unos amigos para cenar en una de las terrazas de la plaza y hacia allí nos dirijimos. La gente bronceada por el sol playero se acomodaba en las distintas terrazas. Quedaban por delante tres días de descanso y mostraban en sus semblantes la feliz entrada en un largo fin de semana.
Los rótulos luminosos de neón parpadeaban los nombres de los establecimientos, algunos chiquillos correteaban vigilados por las abuelas en el paseo central y la remodelada plaza era un bullir susurrante de parejas que iban y venían o acudían al encuentro de alguna cita.
Una vez acomodados fue cuando reparé en la presencia de una niña, una auténtica beldad con un vestido claro y un lazo de seda azul alrededor de la cintura. Supuse que rondaría entre ocho ó nueve años. La acompañaba de la mano un señor de mediana edad, que guiaba un trolley en el que destacaba el estuche de un acordeón.

El hombre se acomodó en un rincón delante una jardinera, los camareros le ignoraban con aquiescencia. Sacó el acordeón convencido de que su hija sería quien le prestaría la máxima atención. Mire a mi alrededor y me percaté de que nadie cercano compartía mi curiosidad. A la niña parecía no importarle la falta de interés del personal, tal vez por eso la nerviosa sonrisa que irradiaba sólo tenía un destinatario: el artista, el acordeonista, su papá.
Se la veía pizpireta y parecía desconocer que su porte de princesa y sonrisa angelical podían agitar las conciencias del bienestar y al paso también la generosidad del personal.
El acordeonista, antes comenzar la interpretación, la conminó a que diese un pasito atrás, probablemente no quería el buen hombre entorpecer el trasiego de los camareros que servían en la terraza.
Mis amigos charlaban y reían, yo me afanaba en dar buena cuenta de una sepia bien tostada. La niña me observaba sin ningún recato, con chispeantes ojos verdes, ávidos por conocer el mundo en una ciudad extraña.
La gula pasó en mí a un segundo plano y no sé por qué extraña razón me volqué en observar las reacciones de aquella mujercita.
El contraste, entre el músico ambulante con el reclamo de su hija y la indiferencia de los clientes, me atrapó.
Al instante sonaron los acordes de un bolero. Hasta bien entrada la melodía era un verdadero galimatías averiguar qué canción sonaba. Cada vez que el acordeón trastabillaba, o “mentía”, la niña miraba con cara de pillina a su papá, por lo que deduje que poseía oído fino y buena memoria, o que no había otra canción en el repertorio.
“Aquellos ojos verdes de mirada serena dejaron en mi alma eterna sed de amar; anhelos de caricias, de besos y ternuras, de todas las dulzuras que sabían brindar” canturreaba yo al compás.
Observé que la princesa dirigía saludos con la mano a un grupo de hombres de baja estatura y tez morena, que lucían un espectacular bigote mientras esperaban sentados en un banco próximo a la terraza.
Al terminar la canción se escucharon timoratos aplausos de los del banco. El acordeonista sacó un cuenco de plástico y se paseó con gesto contrito entre las mesas recogiendo algunas monedas. No muchas, así al menos daba a entender por las muecas de resignación con que miraba a la niña.
El hombre cargó los bártulos en el trolley y al pasar a mi lado observé que un amplificador del tamaño de una caja de zapatos estaba a punto de caer. Les avisé y se detuvieron unos instantes.
- “¿Tenemos suficiente como para comprar la tarta de regalo a mamá?”- oí que preguntaba la niña en un castellano poco claro.
-“Sí - respondió el hombre- ¡Una grande!” .
-“¿Cómo de grande?, ¿igual que la de cumpleaños feliz?”

El hombre calló y miró al cielo. No sé si le agradecía algo o más bien reprochaba su escasa fortuna. Sonrió, alzó la mano señalando un punto en el firmamento y dijo:
- “ Igual que ella”
- “Quién es ella”
-“La luna, hija, la luna que nos alumbra”.
-“Papá, la luna es más grande que la de cumpleaños feliz”.
-“Mejor, así tendrás para más días”

La pareja reanudó la marcha esperanzados en la felicidad que iba a proporcionarles la esperada tarta. Y recordé las tartas de galleta con capas de flan y chocolate, que era el no va más si la coronaba una fina capa de azucar...

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito, Salva, tu relato. Describes tan bien, que nos metes en el ambiente y lugar de tal manera que se vive y se ve: La niña con su lazo azul de seda, aquellos señores morenos de largos bigotes, se oye la música… todo el ambiente de la plaza... FANTÁSTICO!!! y...todo “by the face”...
a luxury
-Manolo-

Anónimo dijo...

Te conmovió la compostura de la niña del acordeonista ¿eh?. De tu relato a mi me interesó el titular: (y por supuesto todo lo que sigue). Pues el acordeón es el instrumento musical que mas me gusta oír, pero con mucha diferencia sobre los demás. Suena con mucha delicadeza, incluso aunque no se sepa tocar bien. Y cuando el artista toca bien, el acordeón parece que habla para el que la escucha. Tu también las escuchaste y por eso te enterneció el comportamiento de la niña. Claro: no era un trompetista, ni un pianista ni otro músico. Era un acordeonista.
(Paco)

Anónimo dijo...

Que bonito relato Salva
bueno.. coincido con lo que ha dicho Manolo. Sea vivencial o imaginario la descripcion del relato hace que por un momento nos
metamos en el ambiente.
Te animo a que nos deleites mas amenudo con relatos, si no es mucho pedir.
Ahh..y saludos para Angelica
Lourdes C.

Salva dijo...

Como dice el maestro de ceremonias, nuestro amigo Manolo:¡Que buen rollo hay en los blogs!.
Por cierto, Manolo, de inglés no sé nada, qué es eso de "By the face", traduce al menos y así aprenderemos algo.
Paco, estoy esperando esa crónica documental que presenciaste en Salamanca sobre acrobacias aereas.
Yo presencié en tarragona una exhibición de los aviones CAZA (se dice así) y me impresionó. Fue fantástico, admiro a esos pilotos.
En cuanto al relato de la "Hija del acordeonista", el músico no era un dedacho de técnica, pero a mi me gusta hasta el sonido de una lata y la valoro porque sé lo que cuesta interpretar y más si es autodidacto(se escribe así, no autodidacta). El flamenco no, porque no consigo entenderlo. Ya te copiaré unos CDs de acordeón que me traje de unos polacos que grabaron acompañados de una orquesta filarmónica.
Lourdes, gracias, seguiré tu sugerencia, recuerdos para tu marido.

Anónimo dijo...

Amigo Salva: Poco tengo que contar sobre la exhibición del avión sukhoi. Modelo pequeñito con motor de hélice, pero muy ágil y maniobrero.
Otra cosa sería que lo describiera una pluma como la que manejas tú, que lo relataría fielmente de manera distraída y amena.
La exhibición duró apenas 10 minutos y se limitó a ejecutar una tabla acrobática (figuras enlazadas). Comenzó con el saludo -pasada a baja altura inclinaciones frecuentas derecha izquierda-, seguidamente tomó mucha altura para iniciar un picado en barrena y espiral.
También inició una subida en vertical hasta agotar el motor y entrar en pérdida dejando resbalar el avión sobre la misma trayectoria de la subida pero de cola (marcha atrás) y picándolo luego en dirección al suelo para que, una vez que adquiera velocidad, vuelva a agarrarse del aire. Realizó también varias pasadas en cuchillo (el avión totalmente de perfil donde el timón de dirección tiene que hacer de profundidad, (subir o bajar) y terminó despidiéndose con el saludo (inclinaciones de ala) pero esta vez en posición invertida.
Durante todo el ejercicio provocaba una estela de humo denso que mantenía dibujada, durante unos segundos en el cielo, la figura realizada y esto hacía mucho mas vistosa la exhibición.
Las fotos que hice son bastante malas. (Está claro que esto no es lo mío) ¿Te acuerdas de la Playa del Rostro? Tenía el sol de frente. De manera privada te enviaré alguna. Pediré a Manolo tu dirección de correo (si a bien lo tenéis)

No se parece esto a lo que tú vieras en Tarragona. Esas exhibiciones aéreas se celebran de vez en cuando en las Bases Aéreas de España. Creo que van rotando en las diferentes provincias donde están ubicadas. La última se celebró la primavera pasada en San Javier (Murcia ).
Aquí en Matacán hemos presenciado varias y, pronto tocará de nuevo. Estaré muy pendiente de avisarte por si tenemos la oportunidad de presenciarla juntos.

¡Ah! Otra cosa: Tengo mucha ilusión por los CDs de música de acordeón. En su momento los escucharé con mucha atención.
Saludos (Paco)

Salva dijo...

Paco, igual de pulcro que eres con las motos, del mismo modo te manejas con la escritura. No peques de modesto porque no ha lugar.
Se ve que dominas el tema de las aeronaves puesto que empleas una terminología(pasadas a cuchillo, picados, saludos, etc) para mi desconocida y, supongo, para los que lo hayan leído.
Lo que yo ví en la playa de Tarragona era fascinante, el sonido de los mootores era atronador y lo más sorprendente era cuando permanecían estáticos a media altura, por debajo el agua se abría en oleadas mientras rugía la aeronave, de repente, salía disparado a gran velocidad y se perdía en la lejanía.
Nunca más han realizado otra exhibición.
Hubo protestas de un grupo político, una plataforma cívica que se llaman "NO A LA GUERRA".
Si hubiese alguna demostración cerca de aquí iría a verla.
A veces cuando voy al pueblo y paso por los Monegros los veo cruzar a gran velocidad por encima de la autopista.
He de confesarte que admiro(no me gusta la palabra envidia) a esos pilotos y los considero triunfadores de la vida.
Supongo que todos no servimos, habrá que tener unas cualidades físicas innatas que no tiene cualquiera.
Personalmente, me encantaría saber llevar uno de esos paratos(que diría el amigo Agustín).
Mi dirección de correo la tienes en la página, dentro del apartado de Zarceños en red.
Mándame la de tu domicilio en Salamanca y será un placer enviarte los Cds.
Te diré que todo son interpretaciones de música clásica, pero temas conocidos.Saludos, Salva

Manuel dijo...

"By the face", = Por la cara y "a luxury" = Un lujo.
No sé si es en inglés correcto, pero sí el macarrónico que se oye muchas veces. ¿No me digas, Salva, que es la primera vez que te topas con esto. Claro, claro, una cosa es verlo escrito (que quizá despista) y otra oirlo: "bai da feis", colega..., por ejemplo.
-Manolo-

Anónimo dijo...

¡Bravo Salva!
Hacía algunas fechas que no me paseaba por tu blog, porque leerte es como esa bocanada de aire fresco; aunque alguna cosa de esta historia ya conocía contada por el mismo autor. (qué envidia les debo estar dando a tus blogueros, ji,ji) Lo que resulta evidente es que en el corto trayecto que hay desde casa al frontón, no hay suficiente tiempo para explicar esos entresijos que escudriñas cuando estás delante de una hoja blanca, tranquilo y sin tener esa atención que hay que tener al volante. Ahí sí que te funciona la olla –como tu dices- a pleno rendimiento.

-Vamos a ver Salva. El acordeonista no trastabillaba ni mentía “que bien te ha quedado esto joio”; si no entiendes “by the face” cómo coño quieres entender el polaco, que es mucho más difícil y además, interpretado por el Señor Acordeón.
Salva, está claro que todo lo que cae a tu mano derecha lo conviertes en oro puro. Ya sea baqueta, raqueta o tecleta. ¡Hasta pronto campeón!!!!!!

NiCo

XaviMartin Kese dijo...

Hola Salva!!, éste es sin duda uno de los relatos que mas me ha gustado de tu blog. Tiene una refinada mezcla de sentimiento, dulzura , delicadeza y tristeza que ha conseguido captar mi atención hasta el punto de volverlo a leer en cinco ocasiones.
Felicidades por tu blog!, eres un campeón.
Xavier M.