La frase del dia

09 enero 2010

Transilvania

Casi tres horas tardó el avión desde Barcelona hasta Bucares. El vuelo fue cómodo. Mi asiento daba al pasillo y me quedé con las ganas de ver por la ventanilla lo que dejábamos abajo. Me entretuve leyendo “Carmen y otros cuentos” de Prosper Mérimée (Una lección magistral de cómo describir la fuerza de un personaje en poco más de treinta folios).
Aterrizamos en el aeropuerto Baneasa alrededor de las 14h 30´ hora española, una más en Rumania. Baneasa es un aeropuerto pequeño. Por eso en 1968 construyeron el Henry Coandă (en memoria a un destacado inventor rumano, pionero de la aerodinámica y constructor de la primera aeronave accionada por un motor a reacción: el Coandă-1910 )

Pasamos el típico control y al salir a la calle sentimos el bofetón del frío. Desde la ventanilla del autobús que nos acercó hasta el hotel, vi un grupo de perros callejeros que correteaban por una rotonda. Escuché algún comentario sobre el problema que tienen en Rumanía con los perros abandonados.
Partimos hacia Valea Prahovei, todo estaba nevado y la carretera cruzó por la frontera austriaca, aún se veían los restos de los pabellones de los edificios oficiales de la antigua aduana. Nos llegó el anochecer cuando tras innumerables curvas de descenso con los márgenes nivosos avistamos la ciudad de Valea Prahovei, nuestro primer destino.
El autobús realizó una vista panorámica por la ciudad. La climatología con una lluvia gélida de mojabobos no invitaba a realizar fotografías. El hotel impecable con maravillosas vistas desde la octava planta donde se encontraba nuestra habitación.
Al día siguiente, a primera hora, nos acercamos a las oficinas bancarias para cambiar euros por leus, la equivalencia viene a ser: 1 euro = 4,20 leus. El salario medio rumano oscila en torno a los 300 euros. Por un café con leche o un refresco nos cobraban 4 leus. Los precios del calzado y de la ropa estaban ligeramente más bajos que en España, pero elevados para los rumanos porque su poder adquisitivo es menor.
Esa mañana pude patear sobre la nieve, hacía años que no oía crujirla bajo mis pies y no me importó que los zapatos se humedecieran más de la cuenta al aplastarla.
En autobús nos encaminamos hacia la ciudad de Sinaia, donde se encuentra el famoso Castillo de Peles (residencia veraniega del rey Carol I , este señor, aparte de tener buen gusto y mucho dinero, disponía de 300 obreros que tardaron 41 años en construir las 160 habitaciones que lo ocupan)












El paraje que lo rodea en verano debe de estar precioso, ahora también a pesar de la nieve y de las placas de hielo que aumentaban el riesgo de caer. Al llegar encontramos un grupo de gente que trataba de sacar de una valla la cabeza de un perro. Salió pero allí se quedo gimoteando no sé si de frío o de dolor.

















La comida fue una exhibición de las carnes al fuego- no me extraña con tanto frío- y estuvo ambientada por un trío de músicos y una cantante folclórica rumana.
Al día siguiente estuvimos en el Castillo de Bram, conocido como el del Conde Drácula. Enclavado en un roquedal con sinuosos barrancos y rodeado por montes boscosos. Me permito un inciso sobre este lugar.
(Hay que ver la que lió Bram Stoker cuando escribió "Drácula". Dicen que ese castillo le sirvió de inspiración, aunque sostienen que nunca estuvo allí y que se sirvió de dos obras de Emily Gerard: "Informe sobre los principados de Valaquia y La Tierra más allá de los bosques". Otros afirman que su fuente de inspiración vino a través de la macabra leyenda de la condesa Erzsébet Báthory, quien mataba a las doncellas y se bañaba en sangre porque creía que era un elixir de juventud. Sin embargo, son muchos los partidarios de que Drácula era el reflejo de un rey, Vlad Draculea- que viene de Dracul, Dragón,la orden a la que pertenecía su padre- conocido por Vlad Tepes, un personaje cruento que empalaba a sus enemigos de guerra)
El autobús nos acercó hasta Sighisoara, en plenos Montes Cárpatos, lucía un día de sol espléndido que no alejaba el frío. Sighisoara tiene un casco medieval muy bonito y es conocida porque aquí está la casa donde nació Vlad Tepes el empalador. Después visitamos la catedral ortodoxa de San Nicolás - precedía a los iconos un abeto navideño- en la ciudad de Brasov; vimos su famosa iglesia negra- como consecuencia de un incendio- y dimos un paseo por el centro, engalanado con motivos navideños y las tiendas en pleno auge. Una enorme montaña verdegueaba al fondo con un letrero al estilo -hollyvood- te recordaba que estabas en BRASOV. Músicos callejeros, encantadores de la buena suerte, portando una planta verde sin flores, o bien un cordero que te traía fortuna si le acariciabas la cabeza, al cordero, apoquinando el servicio. Se celebró la noche vieja a la rumana, es decir, entre plato y plato una semana de espera. En cuanto a música española para el baile sólo conocían la Macarena.




Bucares tiene más de dos millones de habitantes, las calles estaban nevadas y los operarios municipales retiraban la nieve que había en las aceras para que la gente pudiese caminar. En un restaurante típico del país comimos carne de jabalí, ciervo y oso, estaba rica y sabrosa. Aquí vimos más perros abandonados por las calles. Se cobijaban en los vestíbulos del metro. En la avenida dónde estaba el hotel se veían palacetes abandonados, alguien comentó que pertenecían a familias que huyeron durante el régimen comunista de Ceaucescu. El abandono de los perros es debido al derribo de casas bajas para edificar bloques de pisos, después cobraba un impuesto por tenerlos y la gente los abandonó. En el año 2008 se celebró una cumbre de la O.T.A.N y el gobierno decidió una captura masiva que no pudo llevar a cabo porque los defensores de los animales lo impidieron. Los rumanos están acostumbrados a verlos vagabundear, lo que no quiere decir que no les duela; pero es aún, en mi opinión, me refiero a la ciudadanía, hermética, anquilosada en las maneras del pasado comunista.
El día del regreso no las teníamos todas consigo, nevó constante y copiosamente, pero desde el aeropuerto nos informaron que no se suspendía el vuelo. Aquí, en estas situaciones nos superan. Limpiaron las pistas y dentro del avión con los motores en marcha, la megafonía nos dicen que se retrasa la salida por motivos de seguridad. Yo confiaba que la fuerza de la experiencia rumana nos sacara de allí. Desde la ventanilla vi que se acercaba un camión, similar a una hormigonera y vaciaba un líquido jabonoso que se escurría por la ventanilla. ¡Anticongelante! dijo el pasajero que tenía delante. El camión repicó sobre el lomo de la nave y cayó más gel, luego se apartó. La azafata nos aleccionó en rumano e inglés sobre cómo se colocaba el chaleco y la máscara. -Una incongruencia porque el pasaje lo componían españoles y rumanos que trabajaban en Cataluña-. Pasó verificando que estaban accionados los cinturones de seguridad, el motor comenzó a bramar, como si presentara sus fuerzas al hielo y la nieve de la pista. Salió rabioso, por la ventanilla observé que tardaba en elevarse, se iba ha quedar sin pista pensé, pero no, levantó el morro con poderío y se elevó, abajo todo era blanco, al poco sólo oscuridad. Por megafoná nos dicen que encontraremos turbulencias más adelante. Me dispongo a ordenar el borrador del relato "La sirena...."(lo de Inma y Dani) y el pasaje parece que duerme.Algunos se incorporan al pasillo y charlan con otros pasajeros. La tripulación pasa con el carrito de productos sin mucho éxito. El motor emite por momentos un ruido extrañó y vibra, de repente cae al vacio, ya parará pensé, serán las turbulencias, y seguía bajando, se oyeron exclamaciones de incertidumbre y la gente se incorporó, ¿qué pasa?, nada, las turbulencias dije a mis compañeras de asiento. El Prat no estaba nevado y aterrizó con mucha suavidad, pero no hubo aplausos, la gente estaba rendida y con el sueño de las tres de la madrugada.
Nos vinimos en coche hasta Montblanc con un matrimonio vasco, Julio y Marta- él gravaba documentales para Tv-. En el área de la autopista nos esperaban.

Y ésta fue la crónica viajera de nuestro viaje a Transilvania.



05 enero 2010

La sirena que se bañaba con delfines


"Es la historia de un amor como no hay otra igual... que le dio luz a mi vida... hay que vida tan oscura... sin tu amor no viviré".

Apreciado y cómplice lector, así comienza el bolero que podía guiar este relato. Si bien, lo que voy a narrarte nada tiene que ver con músicas ni melodías, ¿o sí?. Dejemos esta incógnita y tal vez ella sola revuelva más adelante.
De entrada, te diré, que si tuviese que adjudicarle un sustantivo que aglutinara como nexo de unión, no me cabe la menor duda que el más certer
o sería AMOR, sí, con mayúsculas, leíste bien.
Por una parte, es harto probable que la impaciencia te lleve a pensar: “Cómo se enrolla, que manera de empujar palabras para dilatar el escrito”.
Por otra, en este oficio de narrar, es mandamiento ineludible dosificar la información en sutiles pinceladas para que vayas elucubrando el posible devenir de lo que te voy a contar.
Mas no te preocupes, Inma y Dani, los artífices de este amor, con sus palabras nos irán llevando de la mano para darle la enjundia que merece su aleccionadora historia.

Cuando el guía de un grupo de turistas les vio en la planicie del castillo de Peles, dijo asombrado con admiración: Si vosotros habéis sido capaces de llegar hasta aquí arriba nadie tiene derecho a decir nada.


Les conocí hace cinco años durante un viaje a Roma. Al año siguiente coincidimos en Sicilia y fue ahí cuando sopesé la posibilidad de escribirlo pero no me atreví. Incluso había desechado la idea. Como diría un taurino: no supe ver la faena.
Este fin de año nos encontramos en Transilvania y tras compartir confidencias durante una cena me puse manos a la obra. Te presentó a los protagonistas:
Dani tiene 42 años, su porte es atlético y fibroso, apenas tiene visión con el
ojo que fija la mirada. “si me tapo el bueno no estoy para darme piños porque veo bultos”.
El bueno- extrávico- sólo tiene una capacidad de visión de un 30%. Inma, su mujer, (tal y como le gusta decir a Dani cada vez que se refiere a ella y, ¡que bonito suena!) es rubia y lleva el cabello alisado en media melena. Tiene una enfermedad degenerativa Ataxia de Fiedreich:
(La afección neurológica se manifiesta en una falta de equilibrio, un caminar similar a un alcohólico, tiene torpeza en las manos, incoordinación muscular en las piernas y las manos, perdida de la sensibilidad profunda, mal funcionamiento de los reflejos. Se presentan deformaciones de la columna vertebral cómo escoliosis y arcos altos en los pies (pies cavos), en otros casos pies planos. La voz es escandida).
Para Inma, aquella vida tan oscura no era otra cosa que “un quítame allá esas pajas” que no mermó un ápice su coquetería; así al menos lo reflejan sus manos adornadas con anillos como los de cualquier chica en la treintena. Perdió su ojo izquierdo en un accidente de tráfico cuando tenía dos años y vive entronada hasta el fin de sus días en una silla de ruedas, como la más bella de las sirenas.
la sirena de esta historia
“ Salva, sabes que la he llevado al Caribe” me dijo un día; “Te pasas tres pueblos, pero los tienes bien puestos” fue mi respuesta, entre reproche y admiración.
“¿Qué hago?, no veas cómo se pone ¡Quería bañarse con delfines, la tía, quiere ser monitora y tenemos que volver!”
Al decirme esto, no pude evitar que la emoción me punzara en la garganta. Por eso, añadí en tono jocoso:
- Inma, cuando vuelvas al Caribe busca otro marido más guapo y que no te lleve tan lejos
Vi como se esforzaba al responderme: “A mi me gusta, no encontraré ninguno mejor que el”

Dani nunca pide ayuda aunque sean muchos los escalones que haya que subir
Y tanto, pues, no ha de cuidarla porque le está haciendo un favor a alguien que se fue al cine, tampoco por un viaje de fin de semana, siempre a su lado, en los meses y en los años, durante las veinticuatro horas del día hasta que disponga el de Arriba.
A pesar de sus limitaciones no lo tuvieron fácil para formalizar su relación. Cuando Dani dijo a sus padre que quería a Inma, éste le replicó: “Hijo, sabes lo que te espera”
-“Sí”
-“De acuerdo, si no estás seguro no empieces porque si la abandonas te las verás conmigo”
Estaba claro que el fuste del hombre había llenado de principios a Dani. A quién no importaba que Inma ya no fuera aquella chica que todavía caminaba cuando se conocieron en el cursillo de informática para discapacitados.
Ella quiso terminar con su vida tan oscura en tres ocasiones, en la última ingirió cuantos barbitúricos pudo y casi lo consigue
Pero como dice el bolero, Dani fue quien le dio luz a su vida.
Una de las noches después de cenar estábamos tomando café mientras veíamos caer la nieve tras los cristales en la calle. Inma nos contó cómo lo había planteado en su casa.
“Mamá, yo sé que mi vida nunca tendrá el color rosa porque hasta ahora todo ha sido negro, déjame que busque yo sola el gris” – dijo Inma a su madre antes de irse a vivir con Dani.
Nadie habló, los que escuchábamos nos miramos sin decir nada, nos gustaba escucharlos.


Confidencias en la noche rumana
- En Marzo nos vamos a Egipto – nos dijo él- hay que vivir la vida mientras podamos, no queremos ser un estorbo para las familias. El día que no podamos valernos por nosotros mismos iremos a una Residencia.
-Eso quiere- intervino Inma dando un ligero espasmo en la silla- pero yo no, ya le he dicho a Dani que no me gusta la residencia, no sé quién de los dos se irá primero, si soy yo, entonces que haga lo que quiera, pero si se muere Dani antes, ya se lo he dicho: esa semana me mato.
Dani escuchaba y miraba a su mujer con una mezcla de impotencia y admiración. En el sofá que había contiguo al mío dos mujeres no pudieron evitarlo y sus ojos se anegaron de vidriosa admiración.
Entonces recordé la letra del cantar "historia de un amor" porque el bolero tenía razón cuando apostilla: “sin tu amor no viviré”.