Ruben y Samuel - Dia del Hornazo: 12.04.2009
Gracias por tu visita, amigo-a. Quiero que sepas que siempre te estuve esperando; que soy tan milenaria como las rocas que ves sobre estas colinas, que aprendí a olvidar el ostracismo de épocas pasadas: encadenada a las zarzamoras y prisionera de la tierra que caía por la ladera.
He disfrutado de atardeceres inolvidables, gozando de la compañía que me prodigaban los trabajadores del pantano. Yo les daba el ánimo suficiente para superar los últimos repechos de regreso a sus casas.
No pienses que soy inmune al dolor. También sufrí la ira del destino aquel aciago dia del polvorín. Incluso ahora, algunas noches, cuando estoy sola, el viento me trae el murmullo de aquellos lamentos.
Y cuando ya me abrigaba otra vez la manta del olvido, tejida con una maraña de juncos y matojos, apareció Fernando, quien me aseó y orientó este caudal que ahora te ofrezco para que lo disfrutes como mejor te plazca.
Al caer la madrugada volveré a ser la amante hechicera de los que habitan en las tinieblas: jabalíes, zorros, ardillas y jinetas, entre otros. Y cuando llegue el nuevo día vendrán a mi vera: anónimos caminantes, ranas de San Antonio, pastores sedientos, amantes de besos robados y los pájaros que van de paso.
Porque yo, amigo-a, soy de todos pero no pertenezco a nadie y tan sólo pido a cambio de mi entrega el respeto necesario para seguir viviendo.
¡Buena suerte y feliz viaje!
(La Zarza de Pumareda - Las Tejoneras: Día el HORNAZO del 2006)
Gracias por tu visita, amigo-a. Quiero que sepas que siempre te estuve esperando; que soy tan milenaria como las rocas que ves sobre estas colinas, que aprendí a olvidar el ostracismo de épocas pasadas: encadenada a las zarzamoras y prisionera de la tierra que caía por la ladera.
He disfrutado de atardeceres inolvidables, gozando de la compañía que me prodigaban los trabajadores del pantano. Yo les daba el ánimo suficiente para superar los últimos repechos de regreso a sus casas.
No pienses que soy inmune al dolor. También sufrí la ira del destino aquel aciago dia del polvorín. Incluso ahora, algunas noches, cuando estoy sola, el viento me trae el murmullo de aquellos lamentos.
Y cuando ya me abrigaba otra vez la manta del olvido, tejida con una maraña de juncos y matojos, apareció Fernando, quien me aseó y orientó este caudal que ahora te ofrezco para que lo disfrutes como mejor te plazca.
Al caer la madrugada volveré a ser la amante hechicera de los que habitan en las tinieblas: jabalíes, zorros, ardillas y jinetas, entre otros. Y cuando llegue el nuevo día vendrán a mi vera: anónimos caminantes, ranas de San Antonio, pastores sedientos, amantes de besos robados y los pájaros que van de paso.
Porque yo, amigo-a, soy de todos pero no pertenezco a nadie y tan sólo pido a cambio de mi entrega el respeto necesario para seguir viviendo.
¡Buena suerte y feliz viaje!
(La Zarza de Pumareda - Las Tejoneras: Día el HORNAZO del 2006)